rss
email
twitter
facebook

martes, 18 de enero de 2011

Descansa...

Estas palabras te las debía, lo sé no aprendo la lección aún no se darme tiempo para las cosas que me hacen sentir bien.

Recuerdo cuando éramos niños, nos conocimos en inicial, como muchos del grupo de amigos que aun mantenemos comunicación, éramos vecinos, amigos, compañeros de colegio, recuerdo tu casa y el almendro que estaba afuera, recuerdo a tu abuelita y tu mamá. También recuerdo que hacíamos la tarea juntos, recuerdo que en todo ese tiempo, solo jugábamos y disfrutábamos de la niñez y adolescencia, buenos tiempos aquellos que tendrían que cambiar.

A los 13 años te detectaron cáncer, para ser más preciso leucemia, en ese entonces no sabía muy bien que era eso, quien diría que años más tarde conocería de muy cerca esa enfermedad. Te fuiste de Piura y viniste a la capital, a buscar una cura, a seguir un tratamiento, a mejorar tu salud; desde entonces no sabía nada de ti, confieso que llegue a pensar lo peor, sin embargo a los 23 años me ubicaste por esos azares del destino, nos comunicamos por el MSN, Facebook, quien diría que las redes sociales servirían para algo bueno, reencontrarte con aquellos que te alejaste.

Manteníamos comunicación, te note mucho más madura, con una fe inquebrantable, me sentía bien sentirte segura, me contaste como habías vencido la enfermedad y ahora estudiabas y tratabas de seguir tu vida, te note con mucha fortaleza, me demostraste que se podía hacer el bien aunque sea un poquito en este mundo de maldad. Eras la mejor consejera, seguías siendo risueña y súper bromista.

Siempre quedábamos en tomar un café, hasta un día intercambiamos números para quedar un día, pero como siempre se me olvidaba, no podía, no tenía tiempo, pasaban mil cosas o simplemente no entendía que debía darme tiempo para las cosas simples de la vida como charlar con una vieja amiga. Conocías a mi madre, le mandabas saludos y yo a la tuya, esperaban que un día nos encontráramos por Piura porque creo que fuiste hace un año para allá.

De un tiempo acá, no sabía nada de ti, no te conectabas y tu número lo perdí, el día menos pensado me entere que el café entre los dos, nunca se daría, pues habías muerto, estabas ya casi un mes en el hospital, producto de una recaída, que esperabas salir como muchas de las que habías tenido, tu siempre fuerte evitabas que el resto se entere, para no preocuparnos. Todos te veían bien, pero como siempre la procesión se lleva por dentro.

Estuve ahí para darte el ultimo adiós, conocí tu última morada y acompañe a tu familia en el dolor que pasaban en esos momentos, volver a ver tu familia trajo muchos recuerdos a mi mente de mi infancia, verte en ese cajón me trajo a mi memoria todas las veces que pudimos habernos visto, charlar, reencontrarnos y que nunca se dio.

Discúlpame no era mi intención no verte cuando estabas en este mundo, fue enteramente culpa mía, pero gracias me has dado una gran lección, no debemos perdernos en la rutina y el olvido, debemos darnos un espacio para pequeñas cosas, pequeños placeres, como escribir, tomar un café, salir a caminar con una vieja amiga.

Espero descanses en paz y espero algún día nos encontraremos del otro lado, aunque para ser sincero no soy un ángel como tú, al menos sé que me estarás observando desde allá arriba mientras siga peregrinando por este mundo aunque yo jamás te vuelva a ver.

0 comentarios:

Publicar un comentario