Una llamada

Te conocí en la parroquia, con tu risa de niña y tus ojos chinitos; la verdad no me sentí atraído por ti, sin embargo algo me dijo que necesitabas compañía, poco a poco fui haciéndote bromas, intercambiando palabras; poco a poco fui conociéndote ¡más! y ¡más! Pude haber elegido afanarte y conquistar tu corazón, pero sentí que necesitabas algo más que amor y un enamorado; tú necesitabas ser feliz.

Nos llevamos bien desde el primer día, me encantas lo admito y admiro tu forma de ser para mí eres: Inteligente, guapa, atractiva y sincera. Cosas que hoy en día están en peligro de extinción, con el transcurrir de los años te convertiste en mi mejor amiga. Aquella amiga que lo sabe todo de mí, me conoces a la perfección sabes: mis debilidades, mis fortalezas, mi comida favorita, conoces mi familia y hasta sabes cuando estoy molesto; pero nunca te digo todo lo que pienso por ello cuando me vez callado y no digo nada, te preguntas ¿en que pienso?

Eres mi mejor amiga, siempre he tratado de estar ahí contigo, en las buenas y malas; te he visto llorar, reír y furiosa. Nos hemos peleado muchas veces (la verdad ya perdí la cuenta) y también hemos hecho las paces; siempre un abrazo y un hasta luego son las últimas palabras que cruzamos cara a cara. ¿Recuerdas? aquel vino que nos tomamos juntos, como olvidarlo, yo ya estaba picado y tu cada vez más chinita gratos recuerdos, que solo son recuerdos…

Hoy después de ya 2 meses sin intercambiar palabras, quedamos en hablar por la noche, fue una llamada fría, muy ¡seria! Quizás el tiempo nos ha distanciada un poco, si soy un resentido como me dijiste; pero vamos yo sé que tú también lo eres; no respondí tu mensaje porque solo Dios perdona eso ya lo ¡sabes! Quería contarte muchas cosas, pero mi maldito orgullo no me dejo. Siempre quieres fingir que nada paso, pues déjame decirte que yo puedo disimular bien y olvidar todo, en fin sé que no es tu culpa.

Para mi es borrón y cuenta nueva, sabes que siempre te cuidare (no creas que no te he estado mirando de lejos, siempre estoy ahí aunque no me veas) cuando quieras un consejo, ayuda o simplemente alguien que te escuche ya sabes mi numero; solo llámame así hayas intentado asesinarme o abofetearme minutos antes, igual te responderé.

La amistad es como el amor y cualquier otro lazo sentimental, necesita ser cuidado y regado todos los días… sino morirá con lentitud y agonía.